La Comisión de Caídos en Malvinas rechazó el acuerdo para realizar las exhumaciones
“Nuestros muertos no son NN. Nos
basta con saber que están en el suelo en el que dieron la vida”,
declararon en InfobaeTV
Por Fernando Morales -- 8 de diciembre de 2016
No puede negarse que toda guerra es una tragedia que se prolonga mucho más allá de lo que dura la faz militar de la contienda. Una vez que el horror de la muerte y la destrucción desaparecen del campo de batalla, las secuelas afloran una y mil veces y no siempre los gobiernos que se suceden una vez acallada la metralla están en capacidad de atender las necesidades que tanto sobrevivientes como familiares de los caídos tendrán a lo largo del resto de su existencia.
En el año 2012, en una de sus habituales cadenas televisivas, Cristina Kirchner anunció en lo que a su entender era una "reivindicación" en materia de derechos humanos, que propiciaría la sanción de un instrumento legal que permitiría la exhumación de los restos de 123 caídos durante la guerra de Malvinas, sepultados en Darwin bajo lápidas que rezan: "Aquí yace un soldado argentino solo conocido por Dios".
El anuncio despertó aplausos de los habituales alabadores de la ex mandataria: Madres y Abuelas de plaza de Mayo, organizaciones sociales, centros de ex combatientes (en especial el politizado CECIM de La Plata) y algunos referentes de los DDHH.
Infobae convocó a María Fernanda Araujo, presidente de la Comisión de Familiares de los Caídos en Malvinas, Dalal Abd, secretaria de la Comisión y Osvaldo Massad, papá del soldado Marcelo Daniel Massad.
El recambio de autoridades nacionales trajo para los familiares de los caídos una luz de esperanza en lo atinente a suponer que serían al menos tenidos en cuenta, pero tropezaron con una decisión tomada por la canciller Susana Malcorra. "Necesitamos por favor que la ministra nos atienda", suplicaron en InfobaeTV.
El cementerio de Darwin
Las sepulturas, en la mayoría de los casos, contienen restos de uno o más cuerpos pertenecientes a soldados que por ejemplo fueron víctimas de una explosión dentro de una misma trinchera. Elementales cuestiones de buen gusto hacen que esta crónica no pueda abundar en detalles, pero sí digamos que ninguna tarea de antropología forense que se encare podrá recolectar la totalidad de cuerpos que yacen en Darwin, más allá de un reconocimiento parcial de algunos restos.
Para Osavaldo Said, padre de un soldado integrante del regimiento 7, la exhumación de restos es lisa y llanamente un sacrilegio que no hará más que reavivar el dolor de familias que hace 34 años sufren el calvario de la pérdida.
Según cuentan, muchas familias eligen una de esas 123 tumbas sin identificar para rendir homenaje al familiar caído. "¿Qué pasaría si del reconocimiento que se efectúe surgen por descarte los nombres de los 89 caídos que allí no están? ¿Les negaremos a esos familiares la posibilidad de volver a Darwin?", se preguntan.
La Comisión de familiares ha cursado una extensa carta a la Cancillería en la que indica que sólo una porción minoritaria de familiares han sido encuestados, remarcando que incluso se ha entrevistado a familiares de caídos cuyos cuerpos jamás han sido recuperados por la simple razón que han perecido en los hundimientos del Crucero Belgrano, del buque mercante "Isla de los Estados".
Lejos del dolor de los familiares, Infobae consultó a oficiales de las tres FFAA Veteranos de Guerra, los que en general abonan la teoría que señala que el "campo santo" no debe ser profanado.
Dejen descansar en paz a los muertos de Malvinas
Resulta inmoral que el afán de protagonismo de personas que nada tienen que ver en el tema sea funcional a lo que finalmente terminará ocurriendo si esta acción se lleva adelante y que no es otra cosa que el levantamiento liso y llano del cementerio de Darwin
Por Fernando Morales -- 20 de marzo de 2017
Como seguramente no escapa a su conocimiento, querido amigo
lector, la vida institucional de Argentina se encuentra conformada no
sólo por organismos e instituciones públicas, sino que además, en
necesaria complementariedad con estas, innumerables entidades de
carácter privado se nutren y a la vez alimentan al Estado en la
complicada tarea de llevar adelante la gestión.
En esta genérica descripción incluyo a las cámaras empresarias,
los sindicatos y las federaciones obreras, los centros profesionales,
los centros de estudio, las consultoras y las cada vez más
protagónicas organizaciones no gubernamentales (ONG).Y si bien es cierto que resulta muy sano que existan este tipo de
estamentos que muchas veces sirven de nexo entre el máximo nivel de
conducción del país y determinados sectores afines a lo específico
de cada ONG, en al menos un campo del accionar de estas, se
notan cada vez mayores y más peligrosos desvíos respecto a sus
fines fundacionales, ya que sus ocasionales directivos pretenden
erigirse en una suerte de interpretadores todo terreno de
las más variadas realidades o situaciones por las que atraviesa el
país.
Esta particular vocación "metiche" se observa muy
especialmente en varios de los denominados organismos de derechos
humanos. Nacidos, muchos de ellos, como una necesaria manera de
agrupar a las víctimas de los años más oscuros de la república y
reclamar por sus legítimos derechos, con el correr del tiempo, y tal
vez debido a la falta (afortunadamente) de nuevas violaciones
estatales de garantías ciudadanas, comenzaron a inmiscuirse en
cuestiones cada vez más alejadas de su razón de ser.
¿Cómo no entender el dolor de la madre o la abuela de un
desaparecido? Ahora, ¿cómo entender que esas madres o esas abuelas
permanentemente salgan a marcar la cancha en cuestiones que hacen al
campo sindical, cultural, educativo, religioso o político de la vida
nacional? ¿Corresponde a una abuela de la plaza terciar en favor de
la liberación de un músico detenido por ser considerado
parcialmente responsable de la tragedia de Cromañón? ¿Tiene
que ser un organismo de derechos humanos privado una instancia
revisora de un pliego de ascenso de un militar de la democracia?
¿Corresponde a una entidad que nació para pedir la aparición con
vida de los desaparecidos involucrarse en un emprendimiento
inmobiliario que terminó en estafa? ¿Es acaso un pañuelo
blanco, más que un emblema de una valiente lucha, un salvoconducto
para hacer cualquier cosa?
Desde hace ya algún tiempo varios de estos organismos, sin que
nadie se los pida, se han inmiscuido en algunos aspectos muy
delicados de la guerra de Malvinas, desde fogonear la apertura de
causas judiciales que la Corte Suprema de Justicia de la Nación ya
descartó en forma contundente y sobradamente fundada, hasta jugar
con algo que por lejos supera todos los límites de lo admisible, al
punto de haber sido protagonistas en los últimos días de sucesos
graves en el territorio isleño que, no solamente no suman, sino
que ponen una nueva piedra en el camino de las ya complicadas
relaciones con los isleños.
Por estos días todo el país está en conocimiento de la
existencia en el cementerio militar argentino de Darwin de 123 tumbas
que como toda leyenda en su lápida tienen la siguiente frase
"Aquí yace un soldado argentino sólo conocido por Dios".
Con el criterio oportunista que caracterizó en materia de
derechos humanos a la anterior gestión de gobierno, y alentada por
personas tal vez con tanta buena voluntad como un absoluto
desconocimiento de la brutalidad de toda guerra, la ex presidente
Cristina Fernández avaló un plan en colaboración con la Cruz Roja
internacional para "darles identidad a esos 123 NN".
Lamentablemente, las actuales autoridades (que recién ahora
comienzan a darse cuenta de lo poco viable de la tarea) siguieron los
pasos de la ex mandataria, dándole forma a un convenio de
identificación de restos.
En esta absurda causa se embanderaron Madres de Plaza de Mayo, el
siempre presente Adolfo Pérez Esquivel y algún que otro veterano de
guerra con escasos pergaminos de combate pero mucho trajinar
mediático. Todos bajo el sello de una Comisión Provincial por la
Verdad, Memoria y Soberanía, partiendo con todos sus gastos pagos
por nuestros impuestos rumbo a las islas no sólo a provocar a los
isleños sino a enardecer a los propios ex combatientes nacionales y
a las familias de los héroes caídos.
Negociaciones de última hora y de alto nivel consiguieron
minimizar el daño de esta visita y hasta fue necesario enviar
señales claras a puerto argentino sobre que estos respetables
señores y señoras no representaban a nadie más que a ellos mismos,
exhortando a los isleños a no mantener contacto con ellos más allá
de lo estrictamente necesario.
Sostener la absurda idea de que en ese prolijo campo santo, donado
por un empresario argentino y mantenido con fondos que aportan los
familiares de los caídos, existe un cuerpo debajo de cada tumba, es
no tener la más pálida idea de lo que ocurre en una trinchera
cuando una bomba enemiga termina con la vida de quienes compartían
un pozo. Imaginar que en algún momento hubo tiempo para
acomodar prolijamente los restos de un combatiente como solemos ver
en un cementerio privado es no saber de lo que se habla.
Es así que en general los Veteranos sabemos que el carácter de
cada cruz es netamente simbólico, los familiares suelen elegir la
cruz en la que en cada oportunidad posible rinden homenaje al ser que
les "robó" la guerra.
"No son NN, sabemos cuándo murieron, el lugar en el que
dejaron su vida, en qué acción y bajo qué circunstancias. Sabemos
que están allí en Darwin. Sabemos que no necesariamente están en
una sola tumba, y sabemos también que no en todas las tumbas hay
restos". Esto es lo que dicen los familiares cuando se los
consulta al respecto. No quiero ser morboso, pero ¿tiene usted idea
de lo que estamos hablando?
Estos soldados (lo de soldados es genérico, ya que allí
descansan también oficiales, suboficiales y civiles) dieron lo
máximo que podían dar: su vida. Resulta inmoral que el afán
de protagonismo de personas que nada tienen que ver en el tema sea
funcional a lo que finalmente terminará ocurriendo si esta acción
se lleva adelante y que no es otra cosa que el levantamiento liso y
llano del cementerio de Darwin.
Ayer en horas de la noche y con el fracaso sobre sus espaldas esta
comisión de "representantes de nadie" regresó al
continente. Los esperaban cientos de familiares y veteranos de guerra
para decirles en forma enérgica que ya hay una organización que
vela por los derechos de los caídos, está integrada por todas las
familias de esos héroes y sólo pretende que ningún oportunista
rentado a costa de las arcas públicas los "defienda". Qué
interesante sería que con tanto funcionario dispuesto a escuchar al
pueblo alguno se sirva escuchar a quienes realmente cada mañana se
despiertan con la angustia por la pérdida y al mismo tiempo con el
orgullo de ser el padre, el hermano, el hijo o la pareja de un héroe
de verdad.
Fuente www.infobae.com
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