Gral. Manuel Belgrano |
El
año 1812 asoma en la Patria
con pronóstico de no muy buenos augurios, sin poder reponerse del revés de
Huaqui (20-06-1811) sufrido por las fuerzas nacionales al mando de Juan José Castelli, el Ejército del Norte requería que
no se siguiera con militares improvisados y quienes se habían formado para ello
estaban en Buenos Aires cuidando su sillón de mando. Ante la alarmante
situación Cornelio Saavedra, Jefe de Patricios, se dirige hacia el norte y el
Triunvirato nombra a Manuel Belgrano, como jefe del nuevo Regimiento 1 de
Patricios, unificando en el a los
regimiento 1 y 2 de infantería, y son pasados a tropas regulares, lo que impacta muy negativamente
en un grupo que estaba acostumbrado a la disciplina mas flexible de una milicia
y a algunos privilegios, que a vistas de Belgrano no eran de un ejército que
debía enfrentar el “sagrado deber de defender a la Patria”. Es conocida la
austeridad del nuevo comandante y la claridad de sus objetivos, nada podía
estar por arriba de la revolución y por lo tanto no iba a permitir
indisciplinas o comportamientos no acordes a su espíritu, sobre todo aquellos
que hacen a principios distintivos de una elite, que en la actualidad
hablaríamos de prebendas y discriminación, sobre todo este ambiente enrarecido,
Belgrano decide romper con un símbolo de los Patricios que era su “coleta” y
ordena que se la corten, esto colma la tolerancia del regimiento y se desata
una rebelión que pasa a la historia cono un aparente inocente movimiento de
rebeldía bajo el nombre de “motín de las trenzas”, mas de mil hombres
amotinados que tuvieron que ser reprimidos por regimientos al mando de Rondeau
y que causó un numero elevado de bajas entre ellos, no registrado debidamente
en nuestra historia y solo se tiene conocimiento de aproximadamente once bajas
y una treintena de heridos en el bando represor y luego de las severas condenas
a los amotinados hubo diez fusilados (11-12-1811) y varios condenados por el
hecho, que motiva sanciones al regimiento.
Hecho tan lamentable, cuando la Patria se debatía ante los ataques de las tropas
realistas, que debieron ser el único objetivo de la lucha y no el desgastarse en
divisiones internas que causan heridas muy difíciles de curar. A pesar de este
panorama poco alentador el Triunvirato decide nombrar a Manuel Belgrano para
organizar la defensa de Paraná, asume a fines de enero del 12 y se dirige a
Rosario para hacerse cargo del mando de las tropas, llegando el 10 de febrero,
se dedica inmediatamente a fortificar la posición, estableciendo dos baterías,
una la de La Barranca
y otra la de La Isla,
con el fin de prevenir un posible intento de avance de una flota relista sobre
el Paraná. Cuando hablamos de los ejércitos, en realidad se está hablando,
según Mitre, de una tropa desmoralizada, sin pertrechos y sin dinero para
adquirirlos y mantenerse, realmente no era un premio recibir este mando, sino
mas bien una gran carga que solo podía ser llevada a cabo con un espíritu de
lucha como el de Belgrano. El gran desafío era poner este ejército en pie,
tanto en equipo como en ánimo para enfrentar la lucha, Belgrano recurre a
buscar simbolismos que unifiquen la tropa y exalten su voluntad, es por eso que
solicita al triunvirato la adopción de una Escarapela Nacional, (febrero
13 de 1812),
Soldado Patricio |
“fundándose en que los cuerpos
del ejército la usaban de distinto color, de manera que en vez de ser un
símbolo de unión -casi era, decía, una señal de división cuya sombra, si era
posible, debía alejarse-.(recuérdese el Motín de las trenzas). El Gobierno, cediendo a la exigencia de
Belgrano, declaró por decreto de 18 de febrero, -que la Escarapela Nacional
de las Provincias del Río de la
Plata sería de color blanco y azul celeste-" A los pocos
días se ejecuta la resolución del Triunvirato y a partir de 23 de febrero se
comienza a usar en los regimientos la insignia patria. Belgrano refiere al
hecho, enviando al gobierno:
"'Se ha puesto en ejecución, la orden de
V. E. fecha 18 del corriente, para el uso de la escarapela nacional que se ha
servido señalar, cuya determinación ha sido del mayor regocijo, y excitado los
deseos de los verdaderos hijos de la
patria de otras declaraciones de V. E., que acaben de Confirmar a nuestros
enemigos de la firme resolución en que estamos de sostener la Independencia de
América.”.
El ingenio de Manuel Belgrano, no
solo se puede observar en conseguir unificar los deseos de su tropa sino
también en comprometer mas abiertamente a un gobierno demasiado cauteloso, que
permanecía ocultando los sentimientos de una Nación que surgía al mundo, bajo
la “máscara de Fernando”,( se denomina así a la acción de seguir aún en el
proceso revolucionario camino a la independencia, oficialmente utilizando la
forma “en nombre de Fernando VII”, para los documentos y acciones de gobierno),
era necesario actuar rápido y con astucia para poder luchar en dos frentes, es
por eso que decide realizar un movimiento estratégico importante, en este
ajedrez que venía desarrollando, escribe al gobierno:
"Las banderas de nuestros enemigos son
las que hasta ahora, hemos usado; pero ya que V. E. ha determinado la Escarapela Nacional
con que nos distinguiremos de ellos y de, todas las naciones, me atrevo a decir
a V. E. que también se distinguieran aquellas y que en estas baterías no se
viese tremolar sino las que V. E. designe.
Excmo. Sr., esas señales exteriores que para nada nos han servido, y con
que parece aun no hemos roto las cadenas
de la esclavitud.”….“ En este momento, que son las seis y media de la
tarde, se ha salva en la batería de la Independencia, y queda con la dotación competente
para los tres cañones que se han colocado, las municiones y la guarnición. He
dispuesto para entusiasmar las tropas y á estos habitantes, que se formen todas
aquellas, y las hablé en los términos de la copia que acompaño. Siendo preciso
enarbolar bandera, y no teniéndola, la
mandé hacer blanca y celeste, conforme á los colores de la escarapela
nacional: espero que sea de la aprobación de Vuestra Excelencia.”
Creación de la Bandera, obra de Rafael Villar 1812 |
El día
27 de febrero, oficialmente y en ceremonia pública inaugura las nuevas
baterías a las cuales había rebautizado
con nombres de especial simbolismo, “que
traducían las aspiraciones de su alma”.
Libertad, la de la barranca, e Independencia, a la de la isla. La ceremonia fue coronada
con el izamiento de la nueva Enseña Patria y el juramento de la tropa, por
primera vez flameó nuestra bandera, reflejándose en el Paraná, que llevó su
imagen al mundo y recibida con una salva de artillería, cuyo estruendo recorrió
el espacio, señalando que acá estábamos,
dispuestos a luchar por la independencia y formar una nueva nación.
Doscientos años han pasado ya de aquel día y
mucho ha dado que hablar, una inmediata reprimenda a su creador por parte del
Triunvirato, que el mismo día 27 lo había nombrado Jefe del Ejército del Norte,
orden que Belgrano acata y se dirige a tomar su mando, sin enterarse de la
notificación oficial, que con la excusa del cumplimiento de una dudosa
diplomacia, ordena a Belgrano en nota
fechada el 3 de marzo:
Primer Triunvirato |
"La situación presente, como el orden y
consecuencia de principios a que estamos ligados, exige por nuestra parte, en
materias de la primera entidad del
Estado, que nos conduzcamos con la mayor circunspección y medida; por eso es
que las demostraciones con que inflamó V. S. a las tropas de su mando, esto es, enarbolando la bandera blanca
y celeste, como indicante de que debe ser nuestra divisa sucesiva, las cree
este Gobierno de una influencia capaz de destruir los fundamentos con que se
justifican nuestras operaciones y las protestas que hemos anunciado con tanta
repetición, y que en nuestras comunicaciones exteriores constituyen las
principales máximas políticas que hemos adoptado. Con presencia de esto y de
todo lo demás que se tiene presente en este grave asunto, ha dispuesto este
Gobierno, que sujetando V. S. sus conceptos a las miras que reglan las
determinaciones con que él se conduce, haga pasar como un rasgo de entusiasmo
el suceso de la bandera blanca y celeste
enarbolada, ocultándola disimuladamente y sustituyéndola con la que se le
envía, que es la que hasta ahora se usa en esta Fortaleza, y que hace el centro
del Estado; procurando en adelante no prevenir las deliberaciones del
Fernando VII |
Gobierno
en materia de tanta importancia, y en
cualquier Otra que, una vez ejecutada, no deja libertad para su aprobación, y
cuando menos produce males inevitables, difíciles de reparar con buen
suceso.".
La bandera
enviada no es mas que la bandera española y que era la que flameaba en el
fuerte de Buenos Aires, esto es lo que no toleraba Belgrano y pretendía que el
gobierno se comprometiera con una verdadera política revolucionaria, que los
objetivos estén claros y no seguir en una situación ambigua que confundía a
propios y ajenos. También fue motivo de análisis su forma y colores, no queda
claro si eran solamente dos franjas horizontales, o dos verticales,
posiblemente un fondo blanco y una franja azul celeste. Las banderas de Macha,
encontradas en una parroquia cercana a la zona de la batalla de Ayohuma, en la
cual fueron derrotadas las tropas patriotas, confirma que podría haberse usado
de diversas formas, siempre con los colores blanco y celeste, así mismo
comparándola con la bandera del Ejército de los Andes, creada por San Martín,
quien se supone que pudo haber visto a la enseña de Belgrano y realizó una
parecida, utilizando dos franjas verticales una celeste y otra blanca. Sea cual
haya sido su forma en 1816 el Congreso de Tucumán le da carácter legal a
nuestra enseña el 20 de julio, por iniciativa del diputado Juan José Paso. El
Decreto, redactado y presentado por el diputado por Charcas, José M. Serrano:
Bandera de Los Andes |
“Elevadas
las Provincias Unidas en Sud América al rango de una Nación después de la
declaratoria solemne de su independencia, será su peculiar distintivo la Bandera celeste y
blanca que se ha usado hasta el presente y se usara en lo sucesivo
exclusivamente en los Ejércitos, buques y fortalezas, en clase de Bandera
menor, ínterin, decretada al termino de las presentes discusiones la forma de
gobierno más conveniente al territorio, se fijen conforme a ella los
jeroglíficos de la Bandera
nacional mayor. Comuníquese a quienes corresponda para su publicación. Francisco
Narciso de Laprida, Presidente. Juan José Paso, Diputado Secretario.”
Y se termina por darle forma definitiva a
nuestro símbolo El 25 de febrero de 1818,
el mismo Congreso de Tucumán ya en Buenos Aires, a propuesta del diputado
Chorroarin, aprobó como Bandera, la misma que ya se aprobada, pero con agregado del
emblema incaico del sol en el centro.
Inmaculada Concepción |
Sus colores han sido objeto de largas
polémicas, aún sin resolver, se puede tomar las mismas palabras de Belgrano que
hace referencia a la escarapela y se termina la polémica, pero la diferentes
posturas no han adoptado tal simpleza y prefieren buscar los colores
principalmente en los que son el emblema de la Casa de Borbón, también se hace referencia a los
colores del manto de la Virgen,
en su advocación como la Inmaculada
Concepción, de la cual Belgrano era devoto y se podría haber
inspirado en ella, pero sin duda las palabras de Bartolomé Mitre en su Historia
de Belgrano son las que tal vez pueden ser las mas discutidas pero se han
ganado por su simpleza y poética un lugar en la historia y su difusión para la
formación de los niños, mas allá del rigor histórico, nada mas hermoso que sus
colores hayan sido tomados del cielo, incluso su relato se adelanta a la
inclusión de sol en nuestra Enseña, “En la tarde del día indicado Se formó la
división en batalla Sobre la barranca del río, en presencia del vecindario
congregado por Orden del
Cielo nubes y sol |
comandante militar. A su frente se extendían las islas
floridas del Paraná que limitaban el horizonte; a sus pies se deslizaban las
corrientes del inmenso río, Sobre cuya Superficie se reflejaban las nubes blancas
en fondo azul de un cielo de verano, y el sol que Se inclinaba al ocaso,
iluminaba con sus rayos oblicuos aquel paisaje lleno de grandiosa majestad. En
aquel momento, Belgrano que recorría la línea a caballo, mandó formar cuadro, y
levantando la espada, dirigió a sus tropas estas palabras: “Soldados de la Patria: En este punto hemos
tenido la gloria de vestir la escarapela nacional: en aquél (señalando la
batería Independencia) nuestras armas aumentarán sus glorias. Juremos vencer a
nuestros enemigos interiores y exteriores, y la
Bartolomé Mitre |
América del Sud será el
templo de la Independencia
y de la Libertad. En
fe de que así lo juráis, decid conmigo; ¡Viva la Patria! " Los soldados
contestaron con un prolongado ¡Viva! Dirigiéndose
en seguida a un oficial que estaba a la cabeza de un piquete, le dijo:
"Señor capitán y tropa destinada por la primera vez a la batería Independencia:
id, posesionaos de ella, y cumplid el juramento que acabáis de hacer". Las
tropas ocuparon sus puestos de combate. Eran las seis y media de la tarde, y en
aquel momento se enarboló en ambas
baterías la bandera azul y blanca, reflejo del hermoso cielo de la patria, y su
ascensión fue saludada con una salva de artillería. Así se inauguró la bandera
argentina. Esta escena nueva, calculada para impresionar los ánimos por sus
formas escénicas, y comprometer a los tímidos en todas las consecuencias de la
revolución, causó tanto entusiasmo en las tropas, como sorpresa y desagrado en
el Gobierno. ”
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